Ayer
soñé que era un árbol. Me sentía poderosa y a la vez impotente. Había una niña
en mis ramas, susurrándome al oído, luego moviéndose y jugando en ellas. No
recuerdo qué me decía, pero hablaba de mi vida, de mi futuro. Mi familia vivía un poco apartada pero aún así podía
verlos porque yo era un árbol alto e increíblemente recto. Los esperaba con
paciencia y ellos venían a visitarme con bandejas de fruta o flores. Me
hablaban con cariño y se abrazaban a mi tronco. Yo podía sentirlo, sentía todo
mi cuerpo pero no podía tocarme y ellos me ayudaban. Me sentía tan tranquila
como alta, tan paciente como férrea, en cambio no había subidas de alegría,
todo era rectilíneo, porque yo era absolutamente un árbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario